Estrategias para reparar el apego y favorecer la seguridad emocional
Imagina que, de repente, te trasladan a un país con una cultura completamente diferente. No entiendes bien el idioma, las costumbres te resultan extrañas y nadie parece explicarte cómo funcionan las cosas. Cada vez que comienzas a sentirte un poco más seguro, las personas a tu alrededor cambian y tienes que volver a adaptarte desde cero.
🔹 En esa situación, ¿cómo te relacionarías con los demás?
- Con desconfianza: “Mejor no encariñarme, al final siempre todo cambia.”
- Con miedo: “Si quiero encajar, tengo que esforzarme el doble para agradar.”
- Con indiferencia: “Da igual, nunca voy a sentirme parte de este lugar.”
Para muchos menores tutelados, esta no es una experiencia pasajera, sino su día a día. La falta de un apego seguro en la infancia no solo deja una huella en su vida personal, sino que también afecta a la sociedad en su conjunto.
En este artículo exploramos estrategias para favorecer la seguridad emocional y reconstruir el apego en menores tutelados, desde el entorno familiar hasta el compromiso de toda la comunidad.
1. Creación de entornos seguros y predecibles
El primer paso para reparar el apego es ofrecer a los menores un entorno donde puedan sentirse seguros y estables. Esto significa:
- Rutinas estructuradas: saber qué esperar cada día reduce la ansiedad y genera confianza.
- Coherencia en las respuestas: no reaccionar de forma impredecible ante sus emociones o comportamientos.
- Vínculos estables: minimizar los cambios de cuidadores o figuras de referencia siempre que sea posible
Cuando un menor vive en un entorno predecible, aprende que puede confiar en quienes le rodean y, poco a poco, comienza a abrirse a nuevas relaciones.
Sin embargo, la institucionalización no facilita este proceso. Aunque el acogimiento familiar es la mejor alternativa, aún existen menores que deben crecer en centros de acogida. La tendencia debería ser crear entornos lo más similares posibles a una familia, evitando los macrocentros que impiden un trato individualizado. Incluso en aquellos que han sido divididos en pequeñas unidades dentro de un mismo edificio, la estructura sigue siendo demasiado impersonal para fomentar un apego seguro.
Además, estos centros suelen estar aislados de la sociedad real. Los menores que viven en uno de estos pisos o unidades suelen estar rodeados exclusivamente de otros menores tutelados, sin oportunidades reales de integración con otros niños y adolescentes de su comunidad. Esta falta de interacción con el entorno social limita aún más su capacidad para desarrollar relaciones seguras y establecer un sentido de pertenencia.
Es imprescindible que cualquier sistema de protección infantil tenga como prioridad la estabilidad emocional y los vínculos de referencia de los menores, más allá de su organización estructural.
2. Formación y apoyo a cuidadores y familias de acogida
El impacto de los cuidadores es clave en la reconstrucción del apego. Pero para ello, necesitan herramientas y acompañamiento. Algunas estrategias incluyen:
- Capacitación en la teoría del apego: conocer cómo funciona el apego ayuda a comprender el comportamiento del menor y responder de manera adecuada.
- Acompañamiento psicológico y emocional: el desgaste emocional en cuidadores y familias acogedoras es real, y el apoyo profesional es fundamental para sostener el vínculo con el menor.
- Fomento de la paciencia y la empatía: Comprender que la confianza se construye poco a poco y que la desconfianza inicial es una respuesta aprendida, no un rechazo personal.
Invertir en la formación y el bienestar de los cuidadores es una de las mejores formas de asegurar que los menores reciban el apoyo emocional que necesitan.
3. Intervenciones terapéuticas basadas en la Teoría del Apego
En muchos casos, el trabajo en casa o en el entorno acogedor no es suficiente. Existen enfoques terapéuticos que pueden ayudar a los menores a reconstruir su seguridad emocional:
- Terapia basada en el apego: sesiones con profesionales que trabajan directamente en la reparación de vínculos emocionales.
- Terapia de juego: especialmente útil en menores pequeños, permite expresar emociones y miedos de manera simbólica.
- Terapias asistidas con animales: El vínculo con un animal de apoyo puede facilitar la construcción de confianza en los menores con apego dañado.
Cada menor es diferente, y encontrar la combinación de estrategias adecuada puede marcar la diferencia en su bienestar emocional a largo plazo.
El apego es la base sobre la que construimos el futuro.
A lo largo de esta serie, hemos explorado cómo el apego moldea la seguridad emocional de los menores y las consecuencias de su ausencia.
🔹 Comprendimos qué es el apego y cómo se forma en los primeros años de vida.
🔹 Analizamos los efectos de la ruptura del apego y cómo los menores tutelados pueden desarrollar un apego inseguro.
🔹 Diferenciamos cómo influye el entorno en la construcción del apego, comparando el acogimiento familiar y la institucionalización.
🔹 Vimos las secuelas de un apego dañado y cómo pueden afectar a lo largo de la vida.
🔹 Y, sobre todo, aprendimos que el apego puede repararse con entornos seguros, cuidadores formados y el apoyo adecuado.
El apego no es solo un concepto psicológico: es la base sobre la que construimos nuestras relaciones, nuestra seguridad y nuestra capacidad de confiar en el mundo.
💙 El acogimiento familiar, en la mayoría de los casos, es la mejor terapia. Si esta serie te ha hecho reflexionar, te invitamos a seguir aprendiendo, compartiendo y apoyando nuestra misión.