La salud como derecho fundamental de la infancia

La Sonrisa que Une
Dec 22, 2024Por La Sonrisa que Une

La risa de un niño sano puede llenar cualquier espacio de alegría. Pero, ¿qué ocurre cuando esa salud no está garantizada? Para muchos niños, el acceso a servicios médicos, una nutrición adecuada o el cuidado emocional necesario para sanar sigue siendo un sueño lejano.

La Convención sobre los Derechos del Niño lo deja claro: todos los menores tienen derecho a disfrutar del mejor estado de salud posible. Sin embargo, ¿qué tan cerca estamos de hacer esta promesa una realidad, especialmente para los más vulnerables?

El derecho a la salud en la Convención

El Artículo 24 de la Convención sobre los Derechos del Niño subraya que los Estados deben garantizar:

  • Acceso a servicios médicos.
  • Una nutrición adecuada.
  • Prevención de enfermedades y tratamientos efectivos.
  • Educación para la salud, tanto para los niños como para sus familias.
  • Atención psicológica para su bienestar emocional.

La salud no se trata solo de la ausencia de enfermedades. Es el equilibrio físico, mental y emocional que permite a cada niño crecer y desarrollarse plenamente.

Desafíos en el cumplimiento de este derecho

Aunque en muchos países existen sistemas de salud pública diseñados para proteger este derecho, la realidad es a menudo distinta, sobre todo para niños en situaciones vulnerables, como aquellos en centros de acogida.
Estos menores enfrentan barreras como:

  • Acceso limitado a especialistas: terapias psicológicas, diagnósticos para trastornos como el TDAH o el TEA, o evaluaciones básicas tardan meses en llegar.
  • Estigmatización: la salud mental sigue siendo un tema tabú, lo que dificulta una intervención temprana.
  • Falta de recursos en los centros: actividades terapéuticas, como la equinoterapia o talleres de bienestar emocional, muchas veces son escasas o inexistentes.

Cada retraso o barrera afecta profundamente el desarrollo y el futuro de estos niños.

La salud como puente hacia un futuro mejor

Garantizar el derecho a la salud significa algo más que curar enfermedades. Es empoderar a los niños con las herramientas necesarias para enfrentar la vida y soñar con un futuro lleno de posibilidades.
Para menores que han vivido situaciones de maltrato o abandono, el acceso a actividades físicas, terapias especializadas o apoyo emocional puede marcar la diferencia entre una vida limitada y una plena.

Nuestro compromiso como sociedad

Proteger y promover la salud infantil no es negociable. Es un compromiso que debemos asumir como familias, sociedad e instituciones. Pero, ¿cómo podemos hacerlo?

  • Familias: Fomentando hábitos saludables y pidiendo ayuda cuando sea necesario.
  • Sociedad: Apoyando programas e iniciativas que brinden atención médica y psicológica a quienes más lo necesitan, así como difundiendo el acogimiento familiar. 
  • Instituciones: Implementando políticas públicas eficaces que lleguen a los niños más vulnerables.

Un niño sano es un niño con sueños, con oportunidades y con la fuerza para construir un futuro mejor. La salud no es solo un derecho; es la base de la esperanza y el motor del cambio.